domingo, 1 de noviembre de 2009

Biografia No Autorizada


Así que quieres escuchar otra vez tu historia joven Cerverus, te la he relatado ya cada año de tu vida, cada aniversario de la muerte de tu familia, este año te la volveré a contar para que nunca olvides de donde provienes.

Parase que hubiera sido ayer el día que conocí a tu padre, el gran Marcus Domenek, en ese entonces eran tiempos oscuros para nuestra patria, ya que el poderoso imperio de Netheril pretendía apoderarse de todo Faherum, y de Cormyr.
El era un joven paladín devoto de Torm, dios de la justicia, y yo un sacerdote de Kelemvor, dios de la muerte, a quien se le había encomendado hacerle el “rito al paso” a uno de sus compañeros, este compañero, había caído en batalla y ya no podría ser revivido.
Tu padre, Marcus, estaba acompañado por otros dos compañeros, Soveliss, un elfo del bosque alto cuya puntería con el arco asombraría a cualquiera, y Arthur un humano nacido en Silvermoon, que había hecho un pacto con las estrellas, y estas le otorgaron poderes arcanos extraordinario. Los tres, habían hecho una donación muy buena a la iglesia a cambio de mi servicio, pues querían lo mejor para su compañero caído.
Una vez terminado el rito, nunca supe porque, me pidieron que los acompañara en una cruzada, debían rescatar una doncella, y para lograrlos, tenían que enfrentarse a un nigromante muy poderoso en Netheril, y ninguno de ellos conocía tanto de muertos vivientes como yo. Nosotros, los seguidores de Kelemvor tenemos muy pocos enemigos, no importa que tan buena o mala sea una persona, el dios de la muerte no juzga por alineamiento, pero si juzga por el respeto a las deidades y las obras realizadas. Los muertos vivientes son aberraciones a la vida y a la muerte, por lo cual mis superiores me dieron permiso inmediato, y los acompañe en su gran campaña.

Así pasaron los años y pasaron las batallas, tu padre y yo nos hicimos buenos amigos, de los mejores, encontramos al nigromante y lo exterminamos, fue tarde para la doncella, pero ese nigromante ya no volvería a desafiar las leyes de la muerte, ni a levantar ejércitos contra Cormyr, al menos eso pensábamos.

Todos recibimos nuestros meritos, yo fui ascendido a guía fúnebre y a tu padre el rey de Cormyr le ofreció pertenecer a la élite del ejercito, los llamados Caballeros del Dragón Púrpura , desde luego acepto, y el grupo se disolvió, no por èl, sino ya no teníamos metas en común.
El día que tu padre recibió la condecoración en la ciudad de Suzail yo fui a felicitarlo, Conocí a su mujer, tu madre, que estaba embarazada de su primer hijo. Tu padre alegre, en la fiesta, me expreso su deseo de que cuando muriera por su patria y por su familia, fuese yo quien le diera sepultura y guiara su alma al juicio justo de Kelemvor, es una lastima que eso no haya podido ser así, todas las noches siento que le falle…

Tu naciste el segundo dia, de la tercera decana, del sexto mes del año 1458, Fue un día trágico para tu familia, pues el nigromante había podido vencer a la vida y a la muerte y ese fue el dia en que asalto el castillo de tu familia, matando a tu madre y a tus dos hermanos mayores, tu padre que ya tenia 42 años todavía conservaba algo de fuerzas, pero no fue rival para el poder oscuro de la no vida, y fue capturado y torturado viendo como su familia y su castillo se desintegraba ante sus ojos.
Tanto odiaba este nigromante a tu padre que le juro convertirte a ti, recién nacido en un acolito del mal, y a el lo transformo en lo que mas odiaba, un fantasma, para que sufriera eternamente y sin descanso sirviendo a la oscuridad.
Cuando nos enteramos Soveliss, Arthur y yo nos juntamos en las ruinas de tu castillo y frente a las lapidas de tu madre y tus hermanos juramos vengar la tragedia que había caído sobre tu padre, esa misma noche partimos para Netheril a la fortaleza oscura del nigromante Acerach.


“Ningún muerto viviente vence la voluntad de Kelemvor” ,dije levantando el símbolo sagrado, y como arena los esqueletos se desvanecían, y los zombis que se jactan de “no tener miedo a nada” huían despavoridos ante el poder de la muerte verdadera.
“Entren” les dije a mis compañeros, y Arthur con su buena habilidad con las cerraduras abrió la puerta de la fortaleza en un segundo, Soveliss, con sus sentidos tan agudos como su puntería nos guiaba por los pasillos seguros dentro de la fortaleza, mientras que yo destruía inmediatamente a cada no muerto que se acercaba.
Entonces llegamos a la sala del trono, donde cual rey superado el nigromante nos esperaba sentado, yo bendije a mis amigos para que la muerte no se les acercara y para que sus golpes no fallaran, y me puse en frente de la puerta del pasillo, donde una inmensa horda de esqueletos y zombis pretendían entrar, destruyéndolos una y otra vez.
Mientras Arthur lo enceguecía con sus poderes arcanos, Soveliss disparo clavándole dos flechas en el corazón y una en la garganta. El nigromante había muerto otra vez, pero esta vez con una carcajada, y con voz ronca prometiendo que algún día, ya sea dentro de 100 años volvería, y se vengaría otra vez.
Los muertos dejaron de aparecer, Arthur saco su daga y le corto la cabeza y yo propuse quemar el cuerpo, cuando de repente tu padre apareció por el pasillo, largando una carcajada y pidiéndonos que huyéramos.
Conociendo nuestras tácticas de batalla, Marcus, se desvaneció y reapareció detrás mió, clavándome su espada fantasmal en el pecho, inutilizándome a mi primero en ese mismo instante, sin mis bendiciones ni mis curaciones Soveliss cayo en un par de segundos después, pero Arthur con sus poderes arcanos sorprendentes logro reducirlo y dejarlo rendido.
Cuando estaba apunto de darle el golpe de gracia a tu padre, se arrepintió, me miro a mi tirado en el suelo y me dijo “no puedo matarlo, me salvo la vida muchas veces” yo agonizando del dolor lo mire con odio, y tu padre aprovecho la ocasión y escapo. Arthur, que era el único que quedaba en pie, le dio una poción de la vida a Soveliss, y a mi me curo y me reestabilizo, yo no pude evitar retarlo por la idiotez que había cometido, no solo dejo libre a un muerto viviente, sino que si no destruíamos al fantasma tu padre nunca descansaría en paz.

En ese momento un llanto de bebe parecía provenir de una cuna dorada a pocos metros del trono. El pobre hijo menor de Marcus Domenek había presenciado la batalla, y nosotros no nos dimos cuenta. Los tres nos sorprendimos, pues creíamos que no habías alcanzado a nacer, y jamás pensamos que el nigromante pretendía criarte como un hijo, por el honor de tu padre no lo permitiríamos.

-“¿Que hacemos con el?” pregunto Arthur “ Ni siquiera sabemos su nombre”
-“Yo no puedo llevarlo al bosque alto, un humano que envejece rápido no debería vivir entre elfos” respondió Soveliss
-“Yo me encargo” dije mientras te tomaba en mis brazos y te envolvía en mi capa negra “Se lo debo a Marcus, por no haberlo podido liberar de su sufrimiento”
-“Fue culpa mía” dijo Arthur “Tu no tienes que..”
-“ Yo soy sirviente de Kelemvor, si un fantasma escapa es culpa mía” dije interrumpiéndolo “Le pondré de nombre Cerverus, en honor al guardián de los muertos ,Cerverus Domenek, será mi discípulo y vengara por mi a su padre cuando llegue la hora”.
Los dos asintieron.

Esa misma noche, los tres, salimos a caballo por caminos distintos, y nunca mas nos volvimos a ver, tu viniste conmigo en mis brazos y hoy sos un clérigo digno de mi orgullo, en tu mirada veo a tu padre, Portas un símbolo sagrado de Kelemvor, pero usas una espada bastarda como un paladín, como tu padre, hoy por ser tu cumpleaños numero 21 te obsequio mi propia armadura mágica, mi primer símbolo sagrado y una espada bastarda hecha por mi, arma predilecta de Kelemvor.

“Suerte en tu aventura, Cerverus Domenek, llénanos de orgullo a mi y a tu padre..”

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